miércoles, 31 de agosto de 2011

Trigésimo primera sinfonía

¿Lo oyes? Es la melodía. Esa tan perfecta que consigues pulsando las teclas, las mismas que empañan mis ojos y dibujan mi sonrisa. ¿Aún lo oyes? Sigues dominando a la perfección cada instrumento, haciendo vibrar las cuerdas que recorren mi espalda, escalofríos.
Tú, prodigioso compañero. Luthier de mentes enamoradas.

martes, 23 de agosto de 2011

2543 kilómetros

Se hundía en el colchón mientras se concentraba en cada una de las partes de su cuerpo. Un brazo, una pierna, un pulmón. Y es que no podía respirar ya con la misma fuerza, ni caminar la misma distancia.
Le faltaba una mitad, debió habérsela dejado al comprar el pan.