sábado, 12 de marzo de 2011
La química del Carbono
Una vez más, el polvillo negro sobre el papel, desprendido de la punta de su lápiz, le hace darse cuenta de que aún le guarda rencor. Esto pasa cuando escribe sobre el modo en que le hacía remolinos en el pelo hasta anudarlo, le rascaba la espalda hasta causar molestia o envolvía el almuerzo en ese film transparente que tanto detestaba. Sí, la detestaba. Mucho. Muchísimo. Y no ha dejado de detestar tampoco el perfume dulzón que aun se percibe entre las sábanas, los post-it empapelando la casa con ñoñerías, ni las cintas de mala calidad que encontraba en el cassette del coche. Cuánto la odia. Por eso escribe sobre ella.
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