lunes, 21 de febrero de 2011

Voz en off

Oye, tú. Sí, hablo contigo. ¿Qué haces ahí parado? No me ignores. Sé que puedes oírme, te ha cambiado la expresión de la cara y te mordisqueas impulsivamente los carrillos, siempre lo haces.

Aún crees que puedes hacerlo, que puedes comportarte como si no estuviera aquí, ¿verdad?. Una lástima porque no serás capaz, estás condenado a soportarme, así que hoy seré piadoso y sólo te sermonearé un poco.

Hoy, no te contaré el hambre que me haces pasar con esas estúpidas dietas que te ha dado por empezar y que, al menos por amor propio, deberías acabar. Es ponerte un plato de algomuygrasiento delante de la boca y se te alargan los colmillos, la saliva se diluye y buscas lo más calórico que hay en la nevera como guarnición. Ya que te saltas el régimen, te lo saltas bien.Ya te vale, amigo.

Se me olvidaba que habíamos quedado en que hoy no te daría la brasa habitual. Hoy me siento bien, y eso que tú estás igual de desaliñado, resacoso, desganado y deprimido que siempre. Pero fíjate por donde, mientras aun dormías me he dado una vuelta por la casa, revisando cómo había quedado de la noche anterior.

Jorge, tu amigo, ese al que le dejó la novia y desde entonces no sabe lo que es la cerveza sin alcohol, seguía en tu sofá, en la misma posición en que hubiera quedado si un globo aerostático, prescindiendo de su peso, lo hubiese arrojado a 423 metros del suelo, cual lastre. Eso sí, el pedazo de pizza aun seguía en su mano, bien agarradito no se lo fuera a comer el perro.

Es gracioso, este personaje al que critico podrías ser tú un fin de semana cualquiera.

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