lunes, 29 de julio de 2013
El pequeño Benjamin Franklin
Los aviones cruzan el cielo para borrarlo. Eso había afirmado concienzudamente desde que vio uno por primera vez. Su cuello pasaba horas enteras ligeramente doblado hacia detrás, esperando que alguno de aquellos trastos fuese tan rápido como para terminar.
Esa mañana despertó mucho antes de lo habitual, cogió su cometa y se dirigió al tejado. Si quería borrarlo todo tendría que dedicarle, al menos, hasta la hora del almuerzo.
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