Se hundía en el colchón mientras se concentraba en cada una de las partes de su cuerpo. Un brazo, una pierna, un pulmón. Y es que no podía respirar ya con la misma fuerza, ni caminar la misma distancia.
Le faltaba una mitad, debió habérsela dejado al comprar el pan.
Mucho
Hace 3 semanas
Seguro que no le faltan mitades para afrontar lo que surja, seguro que merecerá la pena al resto compensar la distancia para minimizar la mutilación en sentido contrario.
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